domingo, 11 de septiembre de 2011

SER INNOVADOR ES POSIBLE

El consultor catalán Alfons Cornella cree que Colombia tiene grandes posibilidades de fundar una economía basada en la innovación. También recomienda a las empresas trabajar con la idea de crear valor para la sociedad. 


La vida de Alfons Cornella siempre estuvo ligada al sector empresarial. Pero con la llegada del nuevo siglo, este consultor catalán decidió ir más allá y, con la creación de Infonomia se especializó en las asesorías para incentivar y desarrollar la innovación.


Él es el autor del Curso de Creatividad e Innovación Empresarial, el más reciente producto de Colecciones El Espectador, y en estas páginas nos explica cómo podemos utilizar estas herramientas en nuestra cotidianidad.

¿Se considera un innovador?

Sí. Durante cinco años estuve escribiendo una revista digital antes de que se pusieran de moda los blogs, y cuando vi que podía ir más allá decidí fundar Infonomia, la cual surge, como muchas innovaciones, de descubrir que hay una oportunidad de hacer algo que nadie hace. En 2010 la empresa cumplió 10 años. El principal logro ha sido que, sin ninguna ayuda pública, miles de personas han sido estimuladas en la dirección del emprendimiento y la innovación. Más de 10.000 páginas originales, decenas de videos y libros lo atestiguan.

¿Cómo se descubre a un innovador?

Por el brillo de sus ojos cuando explica una idea en la que cree firmemente; por su capacidad de preguntarse constantemente ‘¿Por qué no?’, y por su atrevimiento en ir contracorriente y poner todas sus energías en algo distinto a como se ha hecho toda la vida; por su disposición a abrirse a las ideas de otros profesionales de su mismo sector o de áreas que no tienen nada que ver; y, en definitiva, por tener una visión temprana de algo que hasta el momento no se le ha ocurrido a nadie.

¿Cómo aplicar la innovación a la vida privada?

Siendo capaces de observar nuestro entorno y de reflexionar sobre cómo podemos mejorar un producto o servicio, una función, un proceso, una manera de hacer las cosas. Se trata de añadir valor, lo que no siempre equivale a añadir “botones”, funcionalidades o diseño. En muchas ocasiones la innovación consiste en simplificar algo, quitarle todo lo que es superfluo, o incluso combinar funciones distintas en un mismo proceso. 

¿Una sociedad en vías de desarrollo como la colombiana se presta para tener más o menos innovadores?

La innovación no nace de las grandes corporaciones con muchos recursos, sino de la necesidad de hacer más con menos, o de agudizar el ingenio y la imaginación para resolver problemas de manera creativa. Colombia puede ser un país tan innovador como cualquier otro. Estoy convencido de que hay mucha gente inquieta con ideas y ganas de llevarlas a cabo. Pero hace falta que el ecosistema (educativo, social, empresarial, etc.) proporcione suficiente oxígeno para que esos inquietos se conviertan en un motor económico, para que las ideas se traduzcan realmente en valor para la sociedad.

¿Se puede enseñar a ser innovador?

Hay quien ha nacido con un espíritu más curioso o atrevido, pero la Innovación, en mayúscula, no nace de la casualidad o la inspiración, sino de un proceso constante y regular de lluvia de ideas, de observar el entorno, de escuchar qué es lo que realmente quiere el cliente o el usuario de un determinado servicio.

¿Qué tan innovadora es la economía de hoy?

Depende de los países y proyectos en que nos fijemos. Quien apuesta por la economía especulativa o de bajo valor añadido, está repitiendo viejos modelos que, a medio plazo, agotarán su posibilidad de crecimiento y sólo conseguirán la fuga de talento de su territorio. Ser innovador hoy es ser consciente de que el mercado es el mundo y de que lo que realmente nos diferenciará es el trabajo bien hecho, la excelencia, la colaboración con otras empresas para mejorar y la mente siempre abierta a la idea de crear valor para la sociedad.